Título: Cuentos de fantasmas
Autora: Varios Autores
Editorial: Oxford
Número de páginas: 213
Género: Clásico, Fantasmas, Terror
Saga: NO

 

A diferencia de los vampiros y los zombis, los fantasmas son más bien tímidos y poco comunicativos. Solo unos pocos se muestran absolutamente hostiles. Se les ha visto traspasando muros sólidos y aunque sus apariciones no suelen sobrepasar unos segundos, tienden a volver casi siempre al mismo sitio y a la misma hora. Esta es una antología de los mejores cuentos de fantasmas en una nueva traducción, ilustrados, con notas y apéndice de Vicente Muñoz Puelles.
He de agradecerle a la editorial Oxford que me enviará este ejemplar pues adoro estas historias y tenía ganas de leerlas.
Cuentos de fantasmas es un libro que une 6 historias de fantasmas escritas por autores muy conocidos como Poe, Daniel Defoe… Así que quería conocer un poquito a estos autores de los que mucha gente ya ha leído libros.
La primera historia que encontramos es La aparición de la señora Veal de Daniel Defoe, es un breve resumen del libro de este autor, donde se nos cuenta como la sra. Veal se le aparece a su amiga de la infancia la sra. Bargrave el día después de haber muerto.
Me ha gustado mucho como escribe Defoe y creo que empezaría uno de sus libros, pues las descripciones de la ropa y como cuenta las cosas hace que te creas lo que está diciendo.
Si los ojos de nuestra fe estuviesen tan abiertos como lo están nuestros ojos corporales, veríamos bandadas de ángeles, haciendo guardia alrededor de nosotros.
La segunda historia, más extensa que la primera, es La leyenda de Sleppy Hollow de Washintong Irving. Esta leyenda está situada en Tarrytown en un valle del norte llamado Sleppy Hollow, la historia parece ser real pues la población la conoce. Nos narra como existe un fantasma decapitado que va a caballo y que anda vagando por el valle en busca de su cabeza.
Ichabod Crane tenía un corazón blando y caprichoso, siempre pendiente del bello sexo.
La tercera historia, El retrato oval de Edgar Allan Poe, nos relata como un hombre enfermo entra acompañado de su criado en un castillo abandonado donde ve un retrato en un marco oval de una joven que parece ser real, esto se debe a que su marido, el pintor, le había arrebatado los colores de la vida al pintarla.
La forma en la que está escrito el relato hace que cada lector y lectora pueda entender a su manera la historia, dándole ese punto de no saber que es realmente lo correcto.
Ahora sabía que el atractivo del retrato consistía en una absoluta y asombrosa semejanza con la vida.
La cuarta historia creo que fue la que más me gustó, El guardavía de Charles Dickens y os diré porque me gustó, porque no llegabas a saber realmente quien era el fantasma sí el guardavía o la persona que lo avisaba moviendo el brazo derecho, ese toque de no saber quien era me da una sensación terrorífica pero gratificante.
Al examinar sus ojos fijos y su rostro melancólico, me asaltó la monstruosa idea de que era un espíritu y no un hombre.
La quinta historia, Al otro lado de la pared de Ambrose Bierce me gustó en parte porque era corta pero muy completa, un hombre Dampier se había enamorado de una mujer de clase más baja a la suya, por lo tanto no podían estar juntos, pero un día se comunican a través de tres golpes en la pared, y así lo hacen durante semanas; hasta que un día ella no se los devuelve, una semana más tarde Dampier oye tres golpes leves pero decide vengarse y no contestarle. A la mañana siguiente se entera por su casera de que la mujer estaba enferma y que fue su última noche. La mujer le perseguirá de casa en casa cada último viernes llamándole a la pared.
No estoy dispuesto a discutir tu derecho a dar cobijo a cuantos espectros desees, para satisfacer tus gustos y tu necesidad de compañía.
La última historia, La mano disecada de Guy de Maupassant, creo que hay película de esta historia. Es un joven abogado que compra una mano disecada que pertenecía a un asesino y una noche decide colgarla en el tirador de la campana de su cuarto, al día siguiente el joven había sido estrangulado y la mano había desaparecido.
Al decir esto, sacó del bolsillo una mano disecada. Era una mano horrible, negra, seca, muy larga y como crispada.